As I’ve mentioned quite a few times on this blog, Lucas Varela is one of my favorite artists. I read “Paolo Pinocchio” in the Fierro when I was studying abroad here in 2009 and Estupefacto was one of the first comics I bought when I returned this year. So, although we now know each other, I was pretty excited for the interview.
In terms of interview questions, I am still trying to find the perfect set that reveal the daily decisions artists face. I have five pages of questions ranging from basic (where do you live?) to personal questions (are you married?). Leading up to the interview, I was a bit nervous because it was my second interview, but then Lucas handed me a beer and I realized we were just going to have a conversation…a taped conversation.
Lucas began the interview by claiming that he didn’t talk much, but the interview ended up lasting almost two hours. Although I have almost finished a full transcription of this interview, I won’t be posting all of it just yet. And I am going to leave the interviews in Spanish. Transcribing is a soul-sucking job, so translation to English would probably kill me. During the interview, we covered multiple topics including his childhood, plans for retirement, upcoming trip to France, and life goals. The excerpts from the interview below deal with Varela’s involvement in the comics underground in the 90’s, his work as an illustrator, and his experiences with publishing.
Anyway, this is part of the beginning of the interview.
CDS: ¿Cómo empezaste a hacer comics?
LV: Comencé en el under, en los años 90, cuando no había Internet todavía. Ese momento era el auge de las revistas under o independientes de historieta. Había una cantidad enorme. Lo que no había era espacio profesional. Era muy difícil desarrollarse profesionalmente porque estaban cerrando todas las revistas y editoriales. Estaba terminando una época. Solo había revistas independientes. Ahí es cuando comencé con mi emprendimiento autoeditado, llamado Kapop.
CDS: ¿Cómo fue tu ingreso en el movimiento under?
LV: Fue así: el profesional jovenzuelo iba con su carpeta a los eventos de revistas under y la mostraba al primero que podía. Yo fui a uno de esos eventos con mis historietas amateur muy feas, que hoy me da vergüenza mostrar, y a los de una revista que se llamaba "Poco Loco" les gustó mi trabajo. En seguida empecé a publicar ahí. Después de deambular en varias revistas under, decidimos hacer nuestra propia revista junto a Roberto Barreiro, un gran amigo y guionista. La revista se llamó Kapop y tuvo una extensión de seis números. Un poco más tarde, ya con la mano más ágil, me acerqué a Carlos Trillo y ahí comencé mi carrera más profesional, alrededor del 2000.
CDS: ¿Y ustedes, como se conocieron?
LV: Nos enteramos de que a él le gustaba la revista Kapop y un día fuimos a visitarlo a su estudio. Trillo era una persona muy abierta, muy fácil de tratar, muy ameno. Así que pegamos buena onda y enseguida empezamos hacer nuestro primer proyecto llamado "El Cuerno Escarlata".
CDS: Haces ilustración, pero ¿para cuales revistas y cuantas ilustraciones hacés por semana?
LV: Trabajo para una agencia de ilustradores muy buena que se llama "Dutch Uncle" que está en Londres. Es buenísimo trabajar para ellos porque me evito hablar con editores y clientes. Creo que es el modo ideal. Ellos me pasan trabajos sobre todo para el mundo editorial. Revistas, diarios como The Guardian, para Gulf Life, que es una revista para una compañía aérea del Golfo Persico. Cosas rarísimas. Es cómodo trabajar con ellos.
CDS: ¿Cómo es el proceso de recibir un pedido?
LV: [Me dicen] “Lo podés hacer. Tengo esto para ilustrar.” Generalmente me dan de una semana a dos días para hacerlo. Yo contentísimo agarro todo lo que me tiran. Al parecer los clientes ingleses se divierten mucho con la pizca de humor negro que agrego en mis dibujos. Yo creo que estoy devolviendo lo que me enseñaron los cómicos ingleses "Monthy Python", gran influencia para mi.
CDS: ¿Cómo empezaste a trabajar con ellos?
LV: Todo por mail. Me pasó el contacto un dibujante argentino que trabaja con ellos que se llama Cristian Montenegro. Les escribí y no me llamaron por seis meses. Luego, de golpe me pidieron un dibujo porque necesitaban un estilo comic. Por ahí los enganché. Esto del estilo comic es muy curioso. Yo creo que no hay un estilo comic. El comic tiene tantos estilos y tan diferentes que es imposible unificarlo. Hay algo en el imaginario social que el comic tiene un estilo particular, como alegre, dinámico y colorido. Pero no es así. Después vieron que yo tenía un amplio abanico de estilos y posibilidades y empezaron a darme más trabajos.
CDS: ¿Cuántos pedidos aceptas cada semana?
LV: Hago una sección fija para el diario Financial Times cada semana y después hago alguna que otra más con tiempo. Hay semanas que solo hago el dibujo para Financial Times y no otra cosa. Depende.
CDS: ¿Puedes sobrevivir viviendo así?
LV: Ganaba más plata trabajando en Clarín, de esclavo, haciendo infografías. Yendo a la redacción todos los días, de tal hora a tal hora. Pero me cansé, me quemé la cabeza. Yo quería dibujar. Estuve seis años así. Lo que rescato de trabajar en un periódico es la práctica y la velocidad que te da. Allí hay que resolver todo inmediatamente.
CDS: ¿Cómo es el proceso de publicar historietas?
LV: Es muy complicado publicar. Sobre todo acá, porque los editores son muy deshonestos. No te pagan, no te rinden. Hay que tener cuidado con los chantas. Yo publiqué con algunos como Moebuis que, si bien es una editorial muy pequeña, son muy copados. Y uno de los valores que rescato cuando me comprometo con un editor chico es la buena onda. Ellos me editaron Matabicho. Pero Estupefacto, el libro anterior, lo editó un editor muy pirata que nunca rindió cuentas. Un desastre. Terminó en las mesas de saldo. Ahora en España acaba de salir el libro de Paolo Pinocchio, con la editorial Dibbuks, que es bastante seria y me genera mucha confianza. Ellos ya habían editado "La Herencia del Coronel", que es el nombre en España de "El Síndrome Guastavino". Espero que les vaya bien con el libro.
Después está la Fierro. Está bueno editar en la Fierro. Tiene mucha repercusión todo lo que allí sale. La gente de todo el país lo ve. Pagan lo mínimo, pero lo tomo como una entrada más de la historieta. Con Gustavino hicimos eso. Primero salió en Fierro y después salió en libro. Así se va amortizando un poco el enorme esfuerzo que es hacer una historieta.
En la Argentina no hay muchas lugares para publicar historietas. Generalmente se arma un circuito donde más o menos se conocen todos, pero es muy limitado. Después, internacionalmente no tengo muchas puertas abiertas. Por ahora el proceso es publicar en el Fierro y después ver que editores quieren publicar el material ya hecho. También están los diarios, que muy de vez en cuando ofrecen un espacio. Yo publiqué durante un año una página en la revista dominical de La Nación y después un año en la revista Viva de Clarín. Pero se me va quemando la cabeza después de un tiempo.
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